Cerrar la brecha digital mediante un mejor uso de las redes de fibra óptica
Por Chris Shannon, Director General de Fotech, una empresa de bp Launchpad
Enero 2022, Hampshire, Inglaterra – La brecha digital es mucho más que la simple diferencia entre aquellos que cuentan con acceso a internet (en particular el de banda ancha de fibra óptica de alta velocidad), y aquellos que no disponen de ella. Afecta la alfabetización digital e incluso la movilidad social.
La pandemia ha puesto de relieve la brecha digital, ya que las videoconferencias, el trabajo y la escolarización en casa como aulas virtuales, requieren de una conexión a internet de alta velocidad. Un informe reciente de McKinsey afirma que es probable que la pérdida de aprendizaje en Estados Unidos no sea solo una cuestión temporal[1].
Comúnmente se asume que la brecha digital es un debate entre lo rural y lo urbano, pero la realidad no es tan clara.
En Reino Unido, el gobierno está comprometido en proporcionar banda ancha confiable de alta velocidad a todos sus habitantes –Proyecto Gigabit – pero esto se ha enfocado principalmente en las áreas rurales.
En Estados Unidos sucede algo parecido, con miles de millones de dólares destinados a extender la infraestructura de internet en las zonas rurales. Esta estrategia ha ocasionado que el número de hogares urbanos sin conexión sea casi tres veces mayor – 13.6millones – que el de los hogares rurales sin conexión – 4.6 millones[2].
¿Entonces, por qué las compañías de telecomunicación no instalan conexiones de fibra óptica de alta velocidad en áreas urbanas densamente pobladas?. La respuesta breve está en la adopción de banda ancha. El negocio de las compañías de telecomunicación es proporcionar servicios digitales; así es como generan ganancias. La mayoría de las áreas urbanas que no cuentan con fibra óptica son de bajos ingresos – los residentes no pueden pagar la suscripción a la banda ancha.
Así lo refleja una encuesta del Centro Americano de Investigación (Pew Research Centre) en 2019, según el cual, la mitad de las personas que no tenían banda ancha, dijeron que no podían pagarla[3]. Ahí está el meollo que amplia la brecha digital en las áreas urbanas.
Pero existe una solución: permitir a las compañías de telecomunicación otra manera de monetizar las redes de fibra óptica en zonas de bajos ingresos.
Cables de fibra óptica multiusos
La tecnología de Detección Acústica Distribuida (DAS) permite que los cables de fibra óptica se conviertan en millones de sensores. DAS utiliza fotónica innovadora, inteligencia artificial avanzada e informática de vanguardia para convertir los cables de telecomunicación de fibra óptica en sofisticados sensores acústicos. Estos sensores se utilizan en numerosas aplicaciones, desde la gestión del tráfico, hasta el monitoreo de ductos de agua.
Además, DAS es más ecológica que la tecnología de monitoreo tradicional como las cámaras, porque no requiere de baterías o comunicación inalámbrica en puntos de detección, es decir, a lo largo de la fibra. Los requisitos de suplemento de energía se limitan a la alimentación del interrogador centralizado, la cual puede ser abastecida económicamente a través de fuentes de energía renovables y de reserva.
Esencialmente, DAS trabaja conectándose a redes de fibra óptica. Envía miles de pulsos de luz por segundo a través del cable de fibra óptica y mide los cambios en la luz que es reflejada.
Cuando la energía vibracional o acústica – por ejemplo, aquella creada por el movimiento de un vehículo, los pasos de alguien al caminar, o el flujo del agua al salir de algún ducto roto – crea una tensión en la fibra, cambiando el patrón de luz reflejada.
DAS analiza estos cambios en los patrones de luz para identificar y categorizar las perturbaciones. Cada tipo de perturbación tiene su propio distintivo y la tecnología puede indicar en tiempo real qué, dónde y cuándo sucede algo. DAS es los suficientemente sofisticada para identificar incidentes como la congestión del transporte, los intentos de intrusión en lugares seguros o incluso los pasos en una estación de tren.
Quid pro quo
Si las compañías de telecomunicación pudieran pagar por sus redes de fibra en las zonas de bajos ingresos aprovechando la capacidad de DAS, no habría necesidad de vender suscripciones mensuales. Todos saldrían ganando.
Pero en la colaboración entre los poseedores de datos, los encargados del cuidado de las ciudades y los expertos en el campo de la detección, son la clave para el cierre de la brecha digital. Los ecosistemas industriales pueden trabajar en conjunto para lograr un modelo de interés comercial convincente.
Aunque en este proceso la colaboración temprana es necesaria para asegurar un despliegue de la fibra más fácil y permitir un acceso más amplio a la conexión de banda ancha a quienes más lo necesitan, así como una red de fibra óptica que trabaja cada vez más intensivamente para proporcionar servicios vitales a la comunidad.
Para obtener más información por favor visite www.fotech.com
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